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sábado, 8 de junio de 2013

Caurel 2013

8 a.m.8ºC .Seoane do Caurel amanece entre brumas; brumas aparte hace un fresquillo que te encoje. La meta está en el Colegio, algo desviado del pueblo y todo cubierto de un espeso monte, es primavera de un invierno hiperlluvioso, me traslada a la selva amazónica pero sin cocodrilos dispuestos a rebañarte una jamba o serpientes chutándote algo indeseable. Pillo el dorsal entre risas con los del Car y Moutinho; comienzo a ver personas que me agrada encontrarme en cualquier sitio, como la gente del Xesteiras, saludo a Aficionado,Tono,Miguel de Lalín (el año pasado compañero de Ultra, esta vez nos bajamos al Trail, yo por la inminencia del Ultra Peñalara), Xabi (que pilló una pájara en el Trail), etc. , ya para salir me encuentro a Blas que me presenta a Pocholo, luego veo a Manuel (mi compi de entrenos Ultra que se estrena en la distancia, que me solicitan un pódium, ja,ja) y a Luis. Salimos, los gacelas pillan sitio y no sufren los atascos que el resto de mortales chupamos desde ya, aún así, el culo que me antecede es visión grata y tampoco se trata de darle caña (a mi cuerpo, me refiero, no al que me antecede) con casi 40 K de dura carrera. Alcanzamos el mítico paraje da Cova da Moura (últimamente, me tocan mucho), fantástico lugar, la temperatura sube rápido, acompañando nuestro ritmo cardíaco, me sobra la ropa, se suceden los tramos en bosque con tramos de roca al borde de un río o precipicio, esta carrera es un pelín peligrosa, si te desvías un poco del camino te haces pupa. No olvido mi principal objetivo, disfrutar sin lastimarme, el año pasado un aterrizaje rajó mi zapa y mi rodilla, a mitad de Ultra los facultativos me recomendaron abandonar pero, con mi tozudez a cuestas continué; me hicieron perder más de 1 hora pero acabé el Ultra (mi primer Ultra sin apenas entreno) y más que bien; la rajada en la rodilla me acompañará para siempre (ni tan siquiera me dieron una tirita de sujeción o unos puntos). Por eso, no quiero lastimarme, voy con precaución, concentrado pero corriendo casi siempre; me acompañan 2 ultras (menudo ritmo para la Ultra, pienso), 1 de ellos equipado íntegramente de Salomon , o sea, lleva más coste encima que todo mi equipamiento en años corriendo, incluso le molesta mi ritmo bajando, decido apartarme. ¡Piedra, papel, tijera!; No, piedra pizarrosa que es el esqueleto de esta sierra, cuyas lajas cortan como filos de navaja, así que, ¡al loro mi comodoro!. Se suceden las zonas de sol(ahora calienta rigurosamente) y sombra, tu vista debe adaptarse rápidamente; un poco más adelante, me encuentro con el pro de Salomon, le animo a seguir pq va mal (…y va a la Ultra??) , en la meta del Trail entrarán más tarde que yo y abandonarán (no quiero pensar mal pero me lo ponen en bandeja). Casi un maratón de montaña, duro, peligroso y precioso; acabo fuerte aunque algún desconocido músculo se queja, no es para menos , y muy satisfecho, además cumplo la petición de Manuel y hago pódium, pero, sobre todo, cumplí la mía de acabar enterito. En meta me informan q a Luis le faltan más de 12K, toca esperar; ayudo en control de meta y parloteo con atletas, alí está a nosa Rosa (principal baluarte do Coruña Trail) que tuvo q abandonar en la parte final del Trail (que no es poco para un cuasi maratón de montaña de los duros), luego me siento un buen rato con Martins(el gran atleta portugués, campeón de veteranos en Portugal en varias distancias) una persona con un tamaño físico inversamente proporcional a su calidad humana y atlética, un crack natural que corría hasta hace poco con zapas de carretera y poco más(nos podemos reír de los Salomon q parecen Rambos do Monte), le pregunto pq no se anima a la Ultra y me responde: “Eu gosto de correr, na Ultra salvo os primeiros, non se corre, ándase”, mais nada podo añadir. Caurel, tentaremos voltar a honrar os teus cumes.
Foto: Con A.Martins, campeón portugués , o seu tamaño físico è inversamente proporcional a sua grandeza humana e deportiva .

jueves, 23 de mayo de 2013

Peña Trevinca

A Moura de Trevinca


El pasado fin de semana, de cara a la preparación del Gran Trail Peñalara 2013 http://www.grantrail.es/, nos dirigimos a Vilanova de Trevinca (concello de A Veiga .Ourense), en donde se encuentra un alojamiento rural (vivienda, refugio y apartamentos) O Trisquel, regentado por una pareja de expertos montañistas gallegos, vinculados al olívico club de Montañeros Celtas. Nuestro objetivo era el entreno en altura, probar material y conocer nuevos entornos, asi que pensamos que el techo de Galicia (Peña Trevinca, 2.127mts) era un objetivo ideal. Previamente , habíamos revisado varias rutas que circundan el entorno, en particular , una ruta circular de casi 30 kmts. que sale y retorna a la aldea de Vilanova, visitando las cumbres del Maluro y Peña Trevinca.
Salimos de Coruña el sábado por la mañana, no todo lo temprano que teníamos previsto, como suele ocurrir en estos casos y, a pesar de levantarse a las 7 am (mimá, como cualquier día de currele), por lo que el viajecito de 3h.30min.nos situó en Vilanova cerca de las 13 hrs.,  J.Luis , alma mater de O Trisquel, nos recomendó que pasáramos previamente por la vivienda para comentar aspectos de la ruta, recomendaciones y correcciones del GPS. Cuando llegamos, descargamos lo justo y le comentamos que queríamos salir ya para realizar esta primera ruta (mi idea inicial era darle, incluso, un par de vueltas, completando 60 Kmts.y unos 4.000 Desn.), nos miró con cara de incertidumbre y nos recomendó No hacerla , pues nos llevaría unas 9 horas y a ritmo muy rápido 1 hora menos, con lo que pillaríamos noche con las posibles complicaciones, Dioss, me dejó medio acojonado pero con todo y con eso, le dije que probaríamos, al menos, una parte; al preguntarnos si nos apuntábamos a la cena, nos comentó que solían cenar a las 21 hrs. y que nos apartarían la nuestra pues había más comensales que no desearían esperar.
Comenzamos la faena y arreamos monte arriba, con un trote muy ligero aunque la pendiente era continua, cuando llevábamos unos 15 min. por una amplia pista forestal (GPS y mapa en ristre) que nos permitía una inmensa panorámica, me tenía que parar continuamente esperando por Manuel, animándolo pero la cosa no mejoraba, así que cuando ya me paré del todo, me dijo que había cascado ambos gemelos, ¡Menudo panorama¡, le dije que no podíamos seguir así puesto que acabábamos de empezar, que mejor sería dar la vuelta, pero insistió en seguir y, poco a poco, fuimos mejorando el ritmo aunque seguíamos muy suave. A todo esto, JLuis nos había recomendado no subir al pico Maluro, ya que perderíamos “un tiempo precioso” y que le telefoneásemos al llegar a la cumbre de Trevinca, para calcular nuestra hora de regreso y mayor tranquilidad suya; ni que decir tiene que por supuesto que subimos al Maluro y le dimos unas patadas a la antena que hay allí hasta tirarla (podéis ver las fotos de gamberros que somos, bueno, lo cierto es que la antena estaba en el suelo echa polvo); el recorrido no era dificultoso ni siquiera atractivo, aunque las vistas y el tiempo que tuvimos era fantástico. Continuamos ruta , ganando cada vez más altura, empezamos a encontrarnos nieve que nos dificultaba el avance e incluso suponía cierto riesgo para las zapas que llevábamos; comenzamos a vislumbrar lo que debía ser Peña Trevinca (yo había subido desde Lago de Sanabria pero no recordaba la montaña), ahora la ruta transcurría por unas crestas muy atractivas aunque con cierto riesgo por lo que había que extremar las precauciones, luego el camino se perdía y nos obligaba a navegar entre monte bajo y peñascos. Cuando alcanzamos Peña Trevinca, nos quedamos muy satisfechos de estar en un sitio tan especial, aunque hacía pelete y venteaba, por lo que apuramos la merienda y debatimos brevemente con 2 montañeros que acababan de llegar desde una ubicación cercana (muy finos no estaban los tíos) , cuando les contamos desde donde veníamos y el tiempo de ascensión nos miraron extrañados, no menos que el susodicho J.Luis cuando le comunicamos que habíamos alcanzado la cima en apenas 3 hrs, se preguntaba si habíamos alquilado un helicóptero. Hicimos la bajada con mucho ánimo, aunque el camino de vuelta no lo hicimos coincidir con el de ascensión, para mayor diversión. Las panorámicas eran impresionantes, el silencio y la soledad también.
Todo el recorrido estaba repleto de Uxes florecientes, rocas graníticas y pizarrosas y alternábamos pasillos pedregosos con altas escoberas que dificultaban mucho el tránsito; llegando al pueblo alcanzamos un antiguo caserío minero, antaño explotación de wolframio , hoy abandonada y nos plantamos en la casa en apenas 5hrs., con todas las paradas oportunas para realizar fotos, consultar mapas o papear un poco. Los tíos entre que no se lo creían y que nos interrogaban respecto a qué nos dedicábamos; le comenté a Manuel la posibilidad de alargar otro poco la ruta pero me dijo que él paraba, por lo que hice lo mismo y nos fuimos a duchar. Hicimos un poco de tiempo paseando por la aldea y departiendo con sus animosos aunque escasos vecinos, nos contaron las típicas historias del pasado que no por ello me dejan de entusiasmar (la riqueza ganadera y mineral de la zona, la elevada población , las peripecias para desplazarse, su relación con la montaña, etc).
Y llegada la cena, fuimos conociendo al resto de los comensales, además de los 2 “hoteleros” J.Luis (de unos 55 años, experto montañero y experto en un montón de cosas, natural de Vigo pero viviendo en Vilanova los últimos 25 años), su compañero Marcos (unos 40 años y experto en compañerismo, supongo), una pareja de ourensanos (ella , responsable pública del servicio de cartografía autonómico, él , biólogo experto en invertebrados aunque apasionado de la ornitología), 2 amigos de la mariña lucense (uno , experto documentalista, historiador y filólogo y su colega, experto en sonreír y pasar desapercibido) y los 2 colegas traileros (el que suscribe, experto en nada). Como anfitrión, J.Luis gusta de acaparar la atención de los comensales y, a ser posible, la admiración de estos, ocurre que, no restándole un ápice de su excelsa amabilidad, bajo mi punto de vista, es de estos tíos que agota y en breve abruma y aburre (aunque, insisto, es mi opinión); además de los comentarios sobre las viandas (realmente buenas, por cierto), inició la charla, dirigiéndose a nosotros (ya que otros nos habían preguntado si habíamos hecho la ruta y alucinando con el tiempo empleado) para diferenciar entre montañistas y montañeros, gente que va a la montaña a pasear, observar, etc y gente que va como deporte. Rápidamente, le aclaré que yo no me sentía ni lo uno ni lo otro, pero iba a la montaña a alucinar con todo, desde piedras hasta vegetales, que sentía pasión por los bosques y que corría porque me apetecía ese sentimiento de libertad tan especial que encontraba en la naturaleza, pero que, también me encantaba patear y pararme a contemplar cualquier situación, planta, sonido o panorámica, así que zanjamos los “encasillamientos”. Posteriormente , pasamos a la etimología y determinadas curiosidades que se daban y su explicación, lingüística, sociológica o política. Pero, a estas alturas, el lucense que ocupaba el otro puesto de la cabecera de la mesa ya le había preguntado que ser mitológico encontraríamos en Trevinca, a lo que J.Luis no supo contestar, como insistía y , aprovechando la incursión en la etimología, preguntó nuevamente por el/los posibles seres mitológicos que podrían habitar en Trevinca y , más concretamente, si conocíamos el verdadero significado del término “Moura”, JLuis aportó una concisa definición de Ser mitológico asociado a las piedras, que en absoluto tiene relación alguna con los Moros que invadieron la península durante 800 años (aunque no Galicia), a partir de este momento comenzó una acalorada discusión (el Mencía ayudaba) sobre el verdadero significado del término, JLuis recurrió a varios libros en plan científico documentado, pero su oponente dialéctico utilizaba un amplio repertorio de argumentos que desmontaban las tesis de JLuis, para desesperación de este, y aquí es donde se pone de manifiesto el carácter de cada uno. Una vez aceptada la teoría de que la Moura es , ciertamente un ser mitológico, que existe en la cultura de nuestros ancestros desde tiempos anteriores a los romanos (una vez más, ratificada la conocida tesis de que nuestra vinculación con los Celtas es más producto de un interés cultural y literario que fruto de la realidad histórica) pero que está asociado a múltiples materias (piedras, agua, árboles, etc) y cuando descubrimos que la afición de nuestro acompañante era el descubrimiento/búsqueda de estos mitos populares, decidí centrar mi atención en este individuo hasta que pudiese. Ante la insistencia de JLuis de contrarrestar sus argumentos, nos contó que él era testigo de la existencia real de estas Mouras, relatándonos que buscándolas, averiguó que en el Castro de San Cibrán de Las (yo lo considero de obligada visita) le habían dicho que habitaba una moura  en una fuente cercana , cuando se acercó a la fuente pudo ver a Moura, sí , la vió con sus propios ojos, convertida en una enorme trucha que vivía en un estrecho canal de agua que abastecía a la fuente, cómo pudo llegar esa trucha allí, cómo se mantiene esa trucha a lo largo de los años, es algo difícilmente explicable y aún cuando, admitamos que alguien pone/repone la trucha , lo hace, con el absoluto convencimiento de que ese animal representa el espíritu que habita el lugar desde tiempos inmemoriables. Y no hay que preguntarse los motivos, es un hecho constatable, algo que pertenece a nuestra cultura y que tiene una importancia superior. Sencillamente, me maravilló el relato y ya me imaginé persiguiendo estas historias cual Indiana Jones galaico, historias que suponen un patrimonio cultural que , perfectamente, podría ser reconocido como universal (por encima de elementos tangibles como A Torre de Hércules o La muralla romana de Lugo).
Con esa maravillosa historia en mi cabeza, nos fuimos a dormir, con la sana intención de madrugar y rutear, nuevamente, por las famosas Lagoa da Serpe y Ocelo.  Los lucenses partían a las 6.30 hacia Trevinca, me moría de ganas de verlos a la vuelta y preguntarles lo que habían visto o encontrado. La pareja de Ourense haría un pequeño recorrido observando aves y nosotros intentaríamos hacer la ruta de 6 hrs en  la mitad de tiempo. También nos enteramos de la reciente muerte de un runner entrenando en esta misma montaña, pero en la vertiente zamorana, al sufrir una caída con fractura en una pierna que le impidió moverse con la pésima fortuna de dejarlo tirado en un lugar sin cobertura de móvil, entrenaba sólo y cuando lo localizaron había muerto por hipotermia, cuidémonos mucho cuando estemos ahí fuera.
Nos recomendaron acercarnos en coche a una aldea cercana (A Ponte) , principio y final de ruta, pero, como somos unos machotes tiramos corriendo,  al llegar al pueblo me adelanté hacia un sendero bien marcado que parecía , claramente, una pedregosa ruta de montaña, como Manuel llevaba el GPS y el mapa, le pregunté varias veces si estábamos en la ruta, al confirmármelo seguimos avanzando, llegados al primer cruce de caminos, Manuel comentó que deberíamos de ir hacia la derecha pq es el recorte que nos había indicado JLuis, cogí el mapa y le dije que algo gordo fallaba, pues el camino que seguíamos no estaba marcado así en el mapa, que había mucha diferencia, así a todo, continuamos, al cabo de unos kmts. (la ruta de hoy nos estaba resultando especialmente agradable pues no era de pistas anchas si no de pequeños senderos con recovecos y derivaciones sin señalizar) Manuel comentó que el GPS le estaba fallando y que lo iba a resetear, más adelante comentó que menuda mierda de GPS que le estaba marcando la ruta de regreso en lugar de la de ida; más adelante comprobamos que nada de menuda mierda de GPS que realmente sí estábamos haciendo el camino en sentido inverso, ahora me explicaba yo el dibujo del mapa, ahora sí me coincidía, pero, en fin, no pasaba nada, se podía hacer perfectamente, el día estaba también estupendo y decidimos , incluso, desviarnos a ver otras lagunas cercanas, pues nos sentíamos fuertes. Encontrarse una laguna en las montañas (por muchas que me haya encontrado) es una experiencia vivificante, un mar de agua reflejando la piedra, los cantos de los pájaros , ranas y esa sensación de estar en un lugar tan especial, que merecía un cierto reposo y atención. Pero no había una laguna, ni dos, si no tres en un espacio cercano (con razón, es la zona lacustre más interesante de la península junto con los Pirineos) , así que henchimos nuestros pulmones con aquel aire fresco tan vivificante, disfrutamos del sonido circundante y nos dimos un pequeño baño espiritual (nos hubiésemos dado un baño real pero la temperatura del agua no era fría, era gélida y quedaba mucha ruta, otro día). Comenzamos el camino de regreso a la senda original , que nos conduciría a Lagoa de Ocelo, y más tarde a la mítica Lagoa da Serpe, punto final del recorrido y que marca la ruta de regreso. Habíamos comenzado a subir, dejando atrás las lagunas cuando aprecié algo verde en los arbustos, me pareció que era un plástico fosforescente pero del tamaño de una tapa de bolígrafo, sigo asombrado de cómo pude fijarme en algo tan minúsculo que no estaba, precisamente , cercano, pero me pudo la curiosidad y me acerqué, lo que descubrí fue un precioso ejemplar de pequeño batracio (o sea, una ranita) , literalmente encaramada en un pequeño arbusto, misteriosamente encaramada en ese arbusto, diría yo. Después de fotografiarla varias veces, continuamos ruta, llegamos a Lagoa de Ocelo, y atravesando collados, campo a través , alcanzamos A lagoa da Serpe, igualmente preciosa, igualmente misteriosa, me hubiese gustado dormir allí, cobijado en una piedra, observando todos los seres que visitarían el lugar, otro día.
Volvimos al inicio de la ruta, oriéntandonos espacialmente y aunque llevábamos el GPS, hace tiempo que no le prestábamos mucha atención, afortunadamente, nuestros sentidos dimensionales están afinados. Completamos la ruta con un enlace por montaña entre ambas aldeas con lo que totalizamos unos 25 Kmts, superando los 50 Kmts. en las dos jornadas y unos 2000 de desnivel en cada una de ellas. Cuando llegamos a O Trisquel , no encontramos a JLuis y Marcos, preocupados por los demás, en especial por los lucenses pues desconfiaban de sus capacidades, una pena no poder esperar su regreso , me gustaría hablar con ellos, saber si habían descubierto algo, incluso también despedirnos de la pareja de Ourense que derrochaban amabilidad, pero queríamos retornar, cuanto antes, a Coruña, por lo que apuramos las duchas y recogida de bártulos; por la noche les llamé y me dieron noticias tranquilizadoras (todo bien). Al acabar la ruta, les comentamos el avistamiento de la ranita, por lo que JLuis volvió a tirar de biblioteca y nos mostró un ejemplar que bien podría corresponderse con el animalillo, pero su respuesta no me dejó en absoluto convencido , acaso era consciente JLuis de la dificultad de ver un ser de este tamaño en el medio de unos arbustos mientras corres preocupado por donde pisas en uno de los espacios naturales más extensos de Galicia, alguien en su sano juicio puede calificar como normal que un cegato como yo acertara con este avistamiento, nos podemos considerar humanos si absolutamente todo tiene una explicación lógica, científica y razonada, sinceramente creo que no, que eliminaríamos la pasión, los sentimientos, la música y la poesía, entre otras maravillosas sensaciones vitales, eliminando una parte esencial de la vida. Estando en un lugar mágico (Trevinca sin duda lo es) estábamos predestinados a toparnos con A Moura de Trevinca.
Como dijo, hace muchos años, Antoine de Saint Exupery (autor de Le Petit Prince) lo esencial se escapa a la vista porque es invisible. Por tanto, lo esencial no es ver una ranita del género hyla arbórea  , lo esencial es ver la magia que envuelve las cosas y saber apreciarla como algo exquisito que no nos pertenece en exclusiva pero se nos regala su esencia .